
Desde la colección del Museo del Indianapolis Motor Speedway se presenta una de las piezas más excepcionales de la historia del automovilismo: el Ford GT40 Mk II chasis P/1032, uno de apenas ocho ejemplares construidos, con un legado competitivo impecable y una historia documentada desde su nacimiento.

Este ejemplar se distingue por haber alcanzado el segundo lugar en las 12 Horas de Sebring de 1966, formando parte del equipo Holman-Moody y conducido por dos titanes del automovilismo: Walt Hansgen y Mark Donohue. Posteriormente, fue utilizado como vehículo de pruebas en la pista de Ford en Kingman, y luego en Riverside Raceway, con miras a su participación en la icónica carrera de resistencia de Le Mans
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En efecto, el chasis P/1032 fue uno de los tres Ford GT40 Mk II preparados por Holman-Moody para competir en las 24 Horas de Le Mans de 1966, siendo el automóvil número 4, nuevamente pilotado por Mark Donohue, esta vez acompañado por Paul Hawkins. Luego de su participación, el coche fue exhibido en los salones del automóvil de Europa en 1966 y 1967, y finalmente donado al Indianapolis Motor Speedway Museum en marzo de 1968.

Completamente restaurado en 2011 para devolverlo a su configuración original de Le Mans, P/1032 fue mostrado al público por última vez fuera del museo en el Concours d’Elegance of America del mismo año.

La década prodigiosa del automovilismo y el dominio de Ferrari
Los años 60 son considerados por muchos como la época dorada del automovilismo de resistencia, cuando pilotos legendarios y fabricantes icónicos se enfrentaban en duelos memorables. Uno de los eventos más exigentes y glamurosos del calendario era las 24 Horas de Le Mans, donde Ferrari dominaba con autoridad. En 1965, la casa italiana alcanzó su sexta victoria consecutiva, con un imponente 1-2-3 en el podio, consolidando su hegemonía.

A pesar de contar con seis GT40 inscritos ese año, Ford no logró finalizar la carrera, aunque Phil Hill destacó al marcar la vuelta más rápida durante las prácticas y la carrera. No obstante, el diseño del GT40 Mk I ya mostraba signos de obsolescencia, por lo que se hacía necesaria una actualización sustancial para ser competitivo y, sobre todo, confiable.
El nacimiento del GT40 Mk II y la alianza con Holman-Moody
La clave para superar a Ferrari residía en una motorización más potente y fiable. Así nació el Ford GT40 Mk II, un proyecto que involucró a Shelby American, Alan Mann Racing y Holman-Moody, quienes tomaron los chasis inacabados enviados desde Ford Advanced Vehicles y los adaptaron para albergar el poderoso motor NASCAR V8 de 427 pulgadas cúbicas. Este bloque aportaba una mayor robustez y velocidad punta, pero también exigía soluciones avanzadas en aerodinámica y refrigeración.

Entre las modificaciones se incluyeron entradas de aire en los laterales, tomas de ventilación para frenos y un rediseño del frontal para mayor estabilidad a alta velocidad. El resultado fue una máquina más agresiva, poderosa y lista para hacer historia.

Holman-Moody, con sede en Carolina del Norte, fue incorporado al programa GT40 por Leo Beebe, director de vehículos especiales de Ford. Este equipo, conocido por su dominio en NASCAR (ganaron 48 de 55 carreras en 1965), ofrecía una infraestructura superior a la de Shelby, actuando como una fábrica de competición.

Sebring 1966: La gloria americana
El chasis P/1032 fue entregado a Shelby American en noviembre de 1965, siendo terminado en especificación Mk II y pintado de blanco con el frontal en negro mate. Su debut tuvo lugar en las 12 Horas de Sebring de 1966, como parte del equipo Holman-Moody, identificado con el número #3, y al mando de Hansgen y Donohue.

Ambos pilotos tenían una conexión especial: eran de Nueva Jersey y compartían un profundo conocimiento del automovilismo estadounidense. Hansgen, con una trayectoria que incluía Fórmula 1, NASCAR y cuatro títulos nacionales SCCA, fue mentor de Donohue, un ingeniero graduado de Brown University con un prometedor futuro.

En una parrilla conformada por 13 GT40, cinco Ferrari y diez Porsche, el dúo logró clasificar en cuarto lugar y durante la carrera se mantuvo en el top 10, remontando hasta alcanzar el segundo lugar absoluto, solo por detrás del Ford X-1 Roadster de Miles y Ruby. Fue una hazaña histórica para Holman-Moody, marcando su mejor resultado en Sebring.

Le Mans 1966: La batalla definitiva
Holman-Moody formalizó su inscripción para Le Mans en enero de 1966, y P/1032 fue asignado a Donohue y Hansgen. Durante las pruebas preliminares, un trágico accidente en condiciones de lluvia implicó al veterano Hansgen, quien falleció poco después, dejando un vacío en el equipo.
Aunque P/1032 finalmente participó en Le Mans como el coche #4 con Donohue y Hawkins al volante, no logró finalizar la carrera. Sin embargo, su participación formó parte de la épica victoria de Ford ese año, logrando el famoso 1-2-3 en la meta y quebrando el dominio histórico de Ferrari.
Legado y conservación
Luego de su participación competitiva, el Ford GT40 Mk II P/1032 fue exhibido por toda Europa como símbolo del poderío tecnológico de Ford y del nacimiento de una nueva era en el automovilismo. Finalmente, fue donado al museo del Indianapolis Motor Speedway, donde reposa como una de las joyas más preciadas del automovilismo histórico.

Exterior: diseño funcional, aerodinámica ganadora
El GT40 Mk II P/1032 presenta una estética icónica, con líneas anchas, bajas y agresivas, diseñadas específicamente para maximizar el rendimiento en pista. Su carrocería está elaborada en materiales ligeros, con una configuración aerodinámica avanzada para la época, que incluye:
- Tomas de aire “ram air” a los costados.
- Entradas de refrigeración en el capó y parte trasera.
- Spoilers integrados para mejorar la estabilidad a altas velocidades.
- Pintura original restaurada en blanco con el clásico frontal en negro mate, tal como participó en Le Mans 1966con el número #4 de Holman-Moody.

Interior: minimalismo puro enfocado en la competición
El habitáculo del GT40 Mk II es un espacio puramente funcional, concebido para la competición y el rendimiento extremo:
- Asientos tipo bucket diseñados para sujetar al piloto en las curvas más exigentes.
- Tablero de instrumentos analógico, con indicadores esenciales de presión, temperatura y RPM.
- Volante de competición de tres radios y mandos directos.
- Jaula antivuelco integrada.
- Paneles interiores sin lujo, enfocados en el peso reducido.
Este interior refleja el alma de una máquina pensada para una sola cosa: ganar carreras.

Motor y mecánica: el corazón NASCAR de 427 pulgadas cúbicas
Uno de los puntos más impresionantes de este vehículo es su mecánica. El GT40 Mk II fue una evolución radical del Mk I, incorporando un motor V8 big-block de 7.0 litros (427 pulgadas cúbicas), directamente derivado de la NASCAR.
Especificaciones técnicas:
- Motor: V8 de 427 ci (7.0L), naturalmente aspirado.
- Potencia estimada: +485 CV.
- Transmisión: Manual de 4 velocidades.
- Velocidad máxima: más de 320 km/h.
- 0 a 100 km/h: en aproximadamente 4.2 segundos.
La adaptación de este motor fue acompañada por modificaciones clave en refrigeración, frenos y aerodinámica, lo que permitió al GT40 resistir el desgaste de pruebas de resistencia como Le Mans y Sebring.

Características históricas destacadas
- Chasis P/1032.
- Participación en Sebring 1966 (2º lugar).
- Participación oficial en Le Mans 1966 con Mark Donohue y Paul Hawkins.
- Utilizado como coche de pruebas para el desarrollo del programa GT40.
- Exhibido en salones europeos entre 1966 y 1967.
- Donado al Indianapolis Motor Speedway Museum en 1968.
- Restaurado en 2011 a su especificación original de Le Mans 1966.

Precio estimado en subasta
Aunque este modelo ya no está actualmente a la venta, automóviles como el GT40 Mk II con historial de competición oficial ha sido vendido por $13,205,000 USD en la subasta programada por RM Sotheby’s. Su combinación de rareza, pedigrí y restauración histórica certificada lo convierten en un verdadero ícono de colección y patrimonio del automovilismo.

VALLTRO:
«El Ford GT40 Mk II P/1032 no solo representa un hito en la historia del automovilismo, sino una lección de perseverancia, innovación y visión estratégica. Fue gracias a la osadía de Ford, al talento de Holman-Moody, y al coraje de pilotos como Donohue y Hansgen, que la industria americana rompió con décadas de hegemonía europea en las pistas más exigentes del mundo»

En VALLTRO creemos que los logros verdaderos nacen del atrevimiento de desafiar el statu quo. Así como Ford revolucionó Le Mans, cada emprendedor tiene la capacidad de transformar su entorno si actúa con pasión, disciplina y visión a largo plazo.
Porque al final, más allá de la velocidad y los trofeos, la verdadera victoria es haber dejado huella en la historia.