
Ciudad del Vaticano, 21 de abril de 2025.
El Papa Francisco ha fallecido esta mañana a los 88 años, dejando tras de sí un legado profundamente marcado por la reforma, la misericordia y la cercanía con los más vulnerables. De nombre secular Jorge Mario Bergoglio, nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936 y murió en la Ciudad del Vaticano el 21 de abril de 2025, luego de doce años de un pontificado que rompió moldes, tanto dentro como fuera de la Iglesia.
Un Papa desde el fin del mundo
El 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, el cónclave eligió a Bergoglio como el primer Papa latinoamericano, el primer jesuita en la historia en asumir el pontificado, y el primero en adoptar el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís.
Al presentarse por primera vez ante la multitud congregada en la Plaza de San Pedro, pronunció una frase que definiría su estilo pastoral:
“Han venido a buscar un Papa desde el fin del mundo.”
Desde ese instante, Francisco dejó claro que su papado estaría enfocado en la austeridad, la inclusión y el servicio a los marginados.
Un jesuita marcado por el compromiso social
Antes de su elección como Papa, Bergoglio desarrolló una extensa carrera dentro de la Compañía de Jesús. Fue ordenado sacerdote en 1969 y se desempeñó como provincial de los jesuitas en Argentina entre 1973 y 1979, en tiempos de dictadura militar.
Como arzobispo de Buenos Aires, y luego como cardenal, Bergoglio vivía con sencillez: viajaba en transporte público, cocinaba su propia comida y evitaba los lujos del cargo. Su vida pastoral estuvo enfocada en las villas de emergencia, donde caminaba junto a los más pobres, una práctica que nunca abandonó incluso tras su elección como Papa.
Las grandes obras de su pontificado
Durante sus más de doce años al frente de la Iglesia, Francisco impulsó transformaciones significativas tanto en la estructura del Vaticano como en el discurso eclesiástico. Algunas de sus obras más relevantes incluyen:
- Reforma de la Curia Romana: reorganizó los organismos centrales del Vaticano para hacerlos más funcionales, inclusivos y orientados a la misión pastoral, no al poder administrativo.
- Tolerancia cero frente a los abusos sexuales: fortaleció los protocolos de denuncia y creó nuevas instancias para juzgar a los responsables, aunque reconoció públicamente las fallas de la Iglesia en abordar este problema en el pasado.
- Laudato Si’ (2015): su encíclica sobre el cuidado del medioambiente fue un hito dentro y fuera del ámbito religioso. En ella, llamó a todos los pueblos del mundo a asumir una ecología integral, defendiendo la vida humana, la biodiversidad y los recursos naturales.
- Fratelli Tutti (2020): documento clave donde abogó por una fraternidad universal sin fronteras, promoviendo la solidaridad entre pueblos, religiones y culturas.
- Defensa de migrantes y refugiados: en discursos, gestos y políticas, hizo de la acogida a quienes huyen de la pobreza y la guerra una prioridad moral para la Iglesia.
- Diálogo interreligioso e intercultural: promovió encuentros históricos con líderes del Islam, el judaísmo, el budismo y otras confesiones cristianas, consolidando su papel como constructor de puentes entre civilizaciones.
Una figura cercana, sencilla y valiente
Francisco no solo será recordado por sus documentos o reformas, sino por su estilo. Rechazó la residencia papal tradicional, prefiriendo vivir en la Casa Santa Marta, y usó siempre un lenguaje directo, cálido y comprensible.
Uno de sus gestos más icónicos fue la frase: “Se acabó el carnaval”, con la que quiso dejar atrás el excesivo formalismo de ciertos sectores eclesiásticos. Bajo su liderazgo, la Iglesia volvió a ocupar un lugar importante en temas sociales, medioambientales y humanitarios, no desde el poder, sino desde el acompañamiento.
El final de una era, el comienzo de un legado
Con la muerte del Papa Francisco, concluye un capítulo inolvidable de la historia contemporánea de la Iglesia Católica. Su papado no estuvo exento de tensiones ni resistencias internas, pero pocos dudan de que fue el pontífice que acercó la Iglesia al siglo XXI, sin renunciar a su raíz evangélica.
Su legado será recordado por su audacia, su humanidad y su compromiso con los descartados del mundo.
Descanse en paz Jorge Mario Bergoglio, el Papa que vino desde el fin del mundo para recordarnos que el centro del Evangelio es el amor.